martes, 7 de octubre de 2008

La muerte de Artemio Cruz


Carlos Fuentes, 1962

Carlos Fuentes nació en Panamá ya que su padre era miembro del cuerpo diplomático mexicano en ese país. En los años treinta, su padre había sido nombrado embajador de México ante los Estados Unidos de Norteamérica con sede en Washington D.C. En la Ciudad de Panamá el joven Fuentes estudió historia y geografía de México. Pasarían varios años para que Fuentes conociera esa realidad, mientras tanto vivió en Santiago de Chile y Buenos Aires en donde recibió la influencia de notables personalidades de la esfera cultural americana, como Pablo Neruda y David Alfaro Siqueiros, entre otros.
Llega a México a los 16 años y entra en la Preparatoria en el Colegio México. Se inicia como periodista colaborador de la revista "Hoy" y obtiene el primer lugar del concurso literario del Colegio Francés Morelos. Posteriormente obtiene el título de Licenciado en Derecho por la UNAM. En 1950 viaja a Europa donde realiza estudios de Derecho Internacional en la Universidad de Ginebra.
En 1954 publica sus primeros cuentos titulados "Los días enmascarados", reunidos en la Colección Los Presentes. Al lado de Emmanuel Carballo dirige la "Revista Mexicana de Literatura", y "El Espectador" con Víctor González Olea y Enrique González Pedrero.
Carlos Fuentes describió en su novela "La región más transparente" el México de los años cuarenta y cincuenta, un país imaginario, una descripción que vuelve a hacer sobre el país en los años ochenta y noventa en "Cristóbal Nonato".
Durante los años 1960 vive en París, Venecia, Londres y la ciudad de México. En el año 2001, su libro "Aura" (escrito en 1962) protagonizó un escándalo en la Ciudad de México debido a que una maestra de secundaria, Georgina Rábago, fue despedida al recomendar esta lectura a su grupo de estudiantes del "Instituto Félix de Jesús Rougier", en el cual se encontraba la hija del entonces Secretario del Trabajo Carlos Abascal Carranza.
Durante los años setenta trabaja en el Instituto Woodrow Willson de Washington. Fuentes es nombrado embajador de México ante Francia para el periodo 1972-1978, pero renuncia cuando el ex presidente de México Gustavo Díaz Ordaz señalado como autor de la masacre de estudiantes en Tlatelolco es nombrado como embajador de Mèxico ante el Reino de España.
En 1979 recibe el Premio Internacional Alfonso Reyes, en 1984 el Premio Nacional de Ciencias, y en 1987 el Premio Cervantes. En 1992 le es otorgado el VI Premio de Literatura Iberoamericana. En 1994 fue galardonado con el premio Grizane Cavour y el premio Príncipe de Asturias.
Actualmente es miembro de la facultad de la Universidad de Brown. Le ha sido conferido, entre otros, el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Essex en Colchester Reino Unido.



A primera vista el título pudiera parecer contradictorio ya que por lo general no se halla ningún placer en la antesala de la muerte. Sin embargo, el hecho que aún en su lecho de muerte Artemio Cruz busca constantemente el placer, real o imaginario y la satisfacción de sus deseos. El placer es lo único que afirma y da sentido a su existencia; placer físico a través de sus cinco sentidos y placer mental al imponer su voluntad sobre los demás.


Artemio Cruz busca el placer a través de sus cinco sentidos. El placer que se percibe a través del olfato y del tacto es quizás el más preponderante. Al principio de la novela Artemio Cruz se halla postrado agonizando en su cama y consciente de los límites que su estado físico le impone. A sus dolores físicos se agrega el dolor de estar rodeado de lo que más detesta: los malos olores de sus incontroladas funciones fisiológicas; el incienso que anuncia la presencia de un cura que pronuncia las oraciones propias para los moribundos; y el perfume que anuncia la presencia de su esposa e hija. El dolor de tener al lado todas estas cosas se acrecienta conforme avanza la lectura y nos damos cuenta de que Artemio Cruz es un hombre extremadamente limpio que rechaza y rehúye cualquier tipo de contacto con la religión y su familia. Para poder escapar al malestar y a la ansiedad que le producen estos olores, pide que abran las ventanas de la habitación para que pueda entrar el aire puro y el aroma de los árboles frutales y disipen así los malos olores.


El placer sensual se percibe por medio de la vista y del tacto. Artemio moribundo revive su pasado narrando acerca del Artemio joven. Describe de forma poética un encuentro amoroso con Regina, su primer amor. El aroma del pan y el anticipado sabor de los arrayanes evocan el placer de la comida mientras que la vista del cuerpo desnudo, con los brazos abiertos, provoca un nuevo deseo sexual por parte del narrador. El placer del encuentro sexual de Artemio Cruz con Catalina, su propia mujer, nunca se describe. De acuerdo al narrador y a la mujer misma, ella disfrutaba de la intimidad con su esposo durante la noche, pero lo odiaba de día por haber impuesto su voluntad sobre la de ella. Es por esto, quizá, que no hay ningún recuerdo placentero de la intimidad con ella. Ya de viejo se va de vacaciones con Lilia, su joven amante, a Acapulco. Sigue disfrutando del placer de estar con una mujer, pero las cosas ya no son como antes. Después de presenciar que Lilia se ha conseguido un hombre joven, regresa a la habitación del hotel que comparte con la joven. Entra triste.


Además de buscar el placer a través de sus cinco sentidos, el placer que más disfruta y más busca es el del poder. Se pronuncia que Artemio Cruz es símbolo de los hombres que surgieron de la Revolución para convertirse en los nuevos amos de México. Y así es, la búsqueda incesante del poder es lo que lo impulsa a la cúspide. Éste es el mayor placer que busca y disfruta. Su esposa misma, Catalina, le dice: “Si tú obligas a las personas a hacer tu voluntad luego no exijas de nadie gratitud” (p. 112)


Ya en su lecho de muerte, cuando la mayoría de los hombres estarían pensando en otras cosas, Artemio Cruz insiste en seguir gozando del placer del poder, de imponer su voluntad sobre los demás, y logra así escapar, aunque sea por un poco tiempo, de los dolores y de la desagradable situación en la que se halla. Esto lo hace gozando al insultar y burlarse de los demás. Al cura le dice barbaridades... se burla y humilla a su esposa e hija mintiéndoles repetidamente acerca de la ubicación del testamento y haciéndolas que lo busquen donde él sabe que no está. Después de decirles que el testamento está en uno de sus sacos, les vuelve a decir: “Ya recuerdo... en un zapato... ya recuerdo bien” (p. 164). Para después observarlas y pensar, “verlas a las dos en cuatro patas, sobre el reguero de sacos y pantalones, ofreciéndome sus anchas caderas, moviendo las nalgas con un jadeo obsceno, entre mis zapatos, y sólo entonces la agria dulzura nubla mis ojos” (p. 164). El placer que siente al verlas doblegadas ante su voluntad es claro con “la agria dulzura nubla mis ojos”.


En el último capítulo vemos cómo empezó todo: Artemio Cruz nació en un petate. Durante sus primeros años su único amigo es Lunero, un mulato que sirve a la abuela y al tío de Artemio que era borracho. Después de que accidentalmente mata de un tiro a su tío, Artemio huye a Veracruz. Allí un maestro se encarga de él y lo prepara para desempeñar el papel que llevó a cabo en la revolución antes de perder sus ideales y de elegir la traición que lo condujo a usar el poder corrompiéndose a sí mismo.

Bibliografía:
“La muerte de Artemio Cruz” Carlos Fuentes,
Editorial Punto de Lectura, México 1962
341pags.

Mesografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Fuentes
http://www.misscompras.com/uploaded/normal/
la_muerte_de_artemio_cruz_de_carlos_fuentes.jpg
Texto, Imágenes
Eduardo Cerón, FES-Aragón-UNAM

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