martes, 7 de octubre de 2008

De caracoles y escamoles


Esta novela nos narra la vida de un francés, hijo de un panadero, del que tomo la misma profesión para después trabajar como repostero en un restaurante, bajo la tutela de un reconocido chef. En este lugar encontró a un rival que le hará ver su suerte, por lo que se verá obligado a dejar su puesto en el Café Anglais, y abandonar su querido París para emigrar a un país completamente desconocido.


Decidido a comenzar un nuevo rumbo en su vida y alentado por los comentarios tan favorables sobre la fortuna que habían hecho algunos hombres en tierras lejanas, se encaminó a México, un lugar donde pretendía encontrar un futuro prometedor.

Las primeras impresiones no siempre son las mejores, como en el caso de este joven al llegar a Veracruz. El puerto, el mercado y las personas, tan diferentes a lo que conocía y lejano de lo que esperaba. Comenzó a trabajar un tiempo en el Hotel de France, propiedad del Señor Leroy, otro inmigrante francés, en donde se encontró en la cocina con herramientas prehispánicas como el molcajete y el metate, que eran utilizados por las dos trabajadoras que lo ayudarían a familiarizarse con los sabores y la cultura mexicana. La exquisita comida y el refinado gusto para seleccionar los platillos de cada ocasión, le mereció el reconocimiento de grandes personalidades del medio político y cultural de México, entre ellas el propio presidente Porfirio Díaz y su esposa.
Cuando el restaurante tenía la fama antes perdida y la clientela estaba maravillada por los platillos que se servían, con los menús en francés, como era la costumbre de la época, nuestro protagonista decide emprender su propio negocio en la capital, y se muda con ayuda de sus ahorros y de los contactos de Leroy.

Con su llegada a la Ciudad de México y su alojamiento con un conocido de Leroy, Ernest Monnier en la Pensión Francesa, comenzará una etapa buena para su economía y su corazón. Probó suerte en el amor, con Ana, trabajadora de Monier con la que iba de compras al mercado, y quedó encantado con su forma de ser. Toda la cultura y las costumbres de México fueron una experiencia única para este extranjero que desde su llegada parecía no entender como se vivía en el país, pero cuando logró combinar las especias, texturas y sabores de las que serían sus dos naciones, dejó de ser una persona ajena de la tierra donde se encontraba.


Desde un principio se desentendió de conversaciones sobre política, la cual no le interesaba mucho y no pretendía saber como se manejaba el país. Su indiferencia y tal vez ingenuidad por este tema lo llevaron a los problemas que cambiaron su manera de vivir.


Cuando es contratado por el Señor Torres, yerno de Porfirio Díaz, con un contrato de trabajo y cláusulas de discreción, pensó que seria una buena oportunidad, y aparte no podía despreciar a tan eminentes personalidades. Pero todo terminó mal, pues por una redada, los invitados que estaban vestidos de una manera muy peculiar fueron enviados a la cárcel, junto con todos los que se encontraban en el lugar, entre ellos nuestro cocinero estrella. Al darse cuenta de quienes eran los personajes que estaban bajo arresto, los dejaron libres y el chef quedó preso y olvidado.

Después de esto, volverá a pisar la cárcel, solo que en esa ocasión no será tan fácil salir, y sufrirá torturas, pues querrán sacarle información sobre un incidente en el festejo del Centenario de la Independencia, donde por cierto se comió alimentos de todo menos mexicanos. Este incidente será el que defina su estancia en México, obligándolo a emigrar, de regreso, a la patria que lo vio nacer, junto con su esposa Ana. En París comenzaran de nuevo.

JACQUES PAIRE
Hijo de franceses nacido en Nueva York, JACQUES PAIRE reside en la ciudad de México desde hace más de veinte años. Licenciado y graduado de la maestría en Historia por la Universidad Iberoamericana, ha profundizado en el estudio de la colonia francesa en México consultando, a lo largo de cuatro años de investigaciones, numerosas fuentes de archivo que, en combinación con su gusto por la cocina, dieron como resultado De caracoles y escamoles. Un cocinero francés en tiempos de don Porfirio.

Laura Rangel, FES-Aragón-UNAM

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