sábado, 25 de octubre de 2008

Colegio de San Ildefonso
















El Colegio de San Ildefonso fue una de las instituciones educativas más importantes de la capital de la Nueva España. Su fundación por los Jesuitas data de 1588, como seminario donde residían los estudiantes de la Congregación. Hacia 1618 empezó a funcionar bajo el Patronato Real otorgado por Felipe III, estableciéndose así el Real y Más Antiguo Colegio de San Ildefonso.

La historia de esta fundación Jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional. En 1867, el gobierno de Benito Juárez emprendió una reforma en el campo de la educación y sus instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública creó la Escuela Nacional Preparatoria, que se estableció en el edificio del Colegio de San Ildefonso. Su primer director fue el doctor Gabino Barreda (1818-1881), quien llevó a cabo un innovador plan de estudios con base en los principios de la filosofía positivista de Augusto Comte.






En 1978 el inmueble dejó de ser sede del plantel nº 1 de la Escuela Nacional Preparatoria. En 1992 el edificio fue restaurado para albergar la exposición México: Esplendores de 30 siglos. Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un centro de arte, sede para exposiciones temporales de relevancia.

La participación de José Clemente Orozco en el proyecto de la Preparatoria inició en 1923 y concluyó en 1926. Durante ese periodo pintó los muros norte de los tres pisos del patio principal y del primer descanso del cubo de la escalera.

Murales de José Clemente Orozco (1883-1949)En la planta baja nos encontramos con los siguientes murales:
Maternidad, éste es el único panel que queda de la etapa inicial en la obra mural de Orozco. Es una obra con gran influencia del arte europeo del Renacimiento asociada a la pintura de Botticelli. En la época en que fue pintada, causó disgusto entre quienes llegaron a interpretar al personaje principal como una virgen desnuda con el niño en brazos. Sin embargo, el propio Orozco aclaró su intención de pintar no una virgen sino una madre.
Los aristócratas, en este mural el desfile de la clase alta podría aludir al grupo que en su momento censuró la obra de Orozco en la Preparatoria.Y otras como La Destrucción del Viejo Orden, La Trinchera, La Huelga, La trinidad Revolucionaria, El banquete de los ricos La basura social La acechanza La libertad.

El juicio final, es la representación irónica de un dios que sostiene el mundo sobre su regazo. A cada lado dos grupos perfectamente diferenciados: los ricos con aureolas y los pobres perseguidos por los demonios. La ley y la justicia, dos figuras bailan en aparente estado de ebriedad: el hombre que personifica la ley hace un guiño a la dama cuya actitud simboliza la justicia ciega y desequilibrada.

La alcancía
En el segundo piso hay siete murales con escenas que nos muestran al trabajo en el campo mexicano y a los preparativos para la lucha armada: Revolucionarios, La familia, La despedida, Trabajadores, La bendición, El sepulturero y Mujeres.
En los murales que se encuentran en las escaleras entre cada piso están los siguientes:
Cortés y La Malinche, es una muestra de la raza vencida, simbolizada por una figura de tez morena a quien no se le ve el rostro, surge el mestizaje a través de la unión de los dos personajes desnudos: Cortés en actitud dominante y La Malinche con los ojos cerrados en actitud sumisa y pasiva; Razas aborígenes, Franciscanos, Constructores, La bienvenida.
Y por último La juventud en el que Orozco plasmó la figura de un joven desnudo que parece iniciar una carrera hacia el futuro, hacia sus metas.
Esta muestra de hermosos murales en el Colegio de San Ildefonso es una gran oportunidad para observar muchos temas de relevancia como lo son la política, el poder, la revolución, la familia, la división de clases etc., que nos ayudaran a comprender con mas claridad la situación en que se vivía en la Ciudad de México en aquella época.
Por: Ravelo Díaz Leticia Anahí, Estudiante de Comunicación y Periodismo, Facultad de Estudios Superiores Aragón

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